viernes, 19 de octubre de 2012

Fiesta Erasmus en casa

Holy SHIT!

Mi compañero de piso se va mañana de vuelta a España, así que ha querido dar una fiesta en casa por todo lo alto, para despedirse en condiciones de sus compañeros de academia y amigos, y sobre todo para no irse de este apartamento sin haber aprovechado para montar una fiesta en condiciones.

Él (no voy a dar nombres propios debido a lo que quiero desarrollar después) extendió algo la palabra y se dedicó esta semana a invitar a todos los posibles, e incluso a invitar a invitar. Por ese motivo no quedaba muy claro qué iba a pasar esta noche, ni cuántas personas iban a venir. Cualquier cosa podía pasar.

Eran las 9 y no había llegado nadie.

En un rato la cosa estaba así:


Unas cuarenta personas apiñadas en el salón y el balcón de mi casa. ¡De locos!

Hay que reconocer que ha sido muy divertido. He conocido a un montón de gente nueva que espero volver a ver cuando salga, y que no pierda el contacto con ellos porque mi compañero, el que me los ha presentado, se vaya del país. Ha habido mayoría española, pero eso no ha evitado que la comunicación fuera principalmente anglófona, y hemos tenido todo tipo de mini anécdotas. Se ha quedado todo hecho una pocilga (mañana toca limpiar). He pillado a gente robando mi comida - qué voy a reprocharles, si yo haría lo mismo si tuviera hambre; ser co-anfitrión conlleva estos riesgos, soy muy consciente.

La cuestión es que todo se ha desarrollado a unas horas típicas de salidas españolas o italianas, y no irlandesas; eso significa que estábamos todos muy a gusto en mi piso bebiendo y pasándolo bien como para salir a la calle, y, por tanto, cuando la mayoría quería seguir la fiesta en algún pub u otro sitio fuera, era prácticamente imposible. A las 2.30 los principales bares están cerrados, solo quedan los after's en los que solo se mueven los más borrachos y los más drogatas.

Ha sido una gran noche, una buena despedida para mi compañero, al que voy a echar de menos por lo bien que se ha portado conmigo... pero no puedo evitar quedarme con un pensamiento en la mente.

En cierto momento de la noche he descubierto que mi compañero le ha puesto los cuernos a su novia. En realidad ha sido por el contraste de información con una amiga, pero si me hubiera esperado un rato me habría dado cuenta de que no lo esconde ante sus amigos dublineses.

Todo esto es un verdadero palo para mí, ya que tenía a mi compañero como un símbolo muy potente de que las relaciones a distancia se pueden llevar de forma justa para todos. Él me saca bastantes años de edad y no se cansa de decirle a todo el mundo que, después de su estancia en Irlanda añadida al tiempo que ella se pasó de Erasmus antes, se vuelve al país porque echa de menos a su novia... ¿Y mientras tanto hace esto? No es nada bonito, por decirlo de alguna forma.

Después de escuchar tantas veces la opinión generalizada de desconfianza ante el mantenimiento de relaciones a distancia, no hablo solo de Erasmus, reconfortaba ver una figura que aguantara así y recordara como se hacen bien las cosas; pero todo se esfuma y te muestra una cara más que falla en el camino.

No necesito ver un modelo para saber que se pueden hacer bien las cosas, pero es desagradable ver que es alguien cercano a ti quien traiciona la confianza de alguien tan preciado, y también me molesta que, de nuevo, sea un español quien lo demuestre. Recientemente han compartido conmigo casos similares marcados por la vergüenza de que fueran precisamente españoles o españolas las que cometan estas traiciones.

No puedo generalizar al ver un caso así, por muy extendida que sea la creencia de estas... prácticas justo en Erasmus; sin embargo no puedo dejar de sentirme mal. Supongo que apreciaba ver un icono de que las cosas pueden mantenerse como en tus ideales y duele verlo caer. Te hace plantearte que todo el mundo hoy en día cae, pero eso no es cierto. No debo dejar que me entren esas malas impresiones en la cabeza.

En fin, en una nota más afable, ha sido mi primera fiesta con afluencia en casa; ni siquiera lo había hecho en Sevilla. Una responsabilidad bastante divertida, la verdad.

Me voy a acostar ahora, concentrándome en no pensar en la decepción del adulterio y quedarme con lo bueno de la noche: cerveza, nuevos amigos y diversión.

sábado, 13 de octubre de 2012

¡Otro día espléndido!

No me lo creo, ¡hoy está haciendo otro día fenomenal!
Cielos despejados y sol incipiente por el balcón, ¿qué ocurre?

Lo bueno es que hoy me encuentro mucho mejor por dentro, estoy dejando que el sol me afecte.

Mañana parto con otros Erasmus de viaje por la isla: hemos alquilado un coche e iremos al otro lado, hasta Galway y los acantilados de Moher, para luego seguir hacia los condados del sur. Hablaré con detalle de eso cuando vuelva. Hoy es sábado, y mi compañero de piso (español también) y yo nos vamos a poner manos a la obra con paella.

¡Yay!

viernes, 12 de octubre de 2012

Un día espléndido

Hoy me he levantado temprano (puede que sea el día que más temprano me levanto después del viaje a Francia), he salido al balcón y he visto la panorámica de Dublín justo después del amanecer. Fantástico, pero es que, para más inri, el cielo estaba completamente despejado. Increíble pero cierto.

Hoy ha acabado haciendo el mejor día en Dublín que he visto desde que llegué a la ciudad. De hecho, acabo de volver del Lidl y estoy sudando (un poquito, porque llevaba la chupa, vaya). Sabía de partida la delicada relación que iba a haber entre mi estado de ánimo y el tiempo atmosférico cuando viniera, sobre todo comparando con los ambientes sevillanos de casa, así que suponía que cuando esto pasara solo podía caber en mí la euforia... Y no es así.

Hoy solo siento que el mundo que piso se tambalea. Das algunas cosas por sentadas, incluso aunque sean recientes y supongan grandes e influyentes cambios en tu vida, pero las das por sentadas; y siempre puede llegar algo que choque fuerte contra el suelo y haga tambalear tu mundo y, por qué no decirlo, tu vida. Yo, por ejemplo, di por sentado que el problema principal con las cosas que me importan que he dejado fuera de Irlanda iba a ser la distancia, y resulta que no es ese. Asumir demasiado, como dicen algunos de mis profesores, es un gran error - it makes an ass of you and me (ass/u/me).

Hoy, mi consejo es que no asumas nunca que, porque venga un problema más gordo que los demás, puedes despreciar el resto de ellos. Cuando lleguen cambios a tu mundo, no descuides lo que tenías que trabajarte o esforzarte por mantener hasta entonces.

Por cierto, en inglés tambalear se dice "to wobble", y no lo he buscado ahora para escribir esto, sino que lo aprendí justo ayer en una práctica de Manufacturing Engineering. Lo que aprende uno de Erasmus.

sábado, 6 de octubre de 2012

Times are a-changin'

Es la primera vez que salgo a la calle en manga corta :D
Hay que tener en cuenta que voy vestido con ropa oscura, y que son las 13:17, tampoco hay que creerse que esto sea de repente el idilio cuasi-sevillano; pero el caso es que he salido en manga corta y he sobrevivido. Dudo que pueda volver a pasar en cosa de 6 meses, pero soy feliz con haberlo podido hacer al menos hoy.

Son mis últimos días en el albergue (Generator Hostel para el interesado, muy recomendado) porque, por fin, encontré piso. Algo más caro y más grande de lo que buscaba, aunque muy cerca de mi facultad, no puedo mudarme hasta el martes (¿quizá el lunes?) así que todavía estoy coleando por estos lares. Aunque esté muy cómodo aquí después de semanas, tengo unas ganas locas de mudarme por fin a un cuarto que pueda considerar mío.

Lo encontré, sospecho, debido al influjo de optimismo que me traje de mi escapada a Francia. Todo mi mal humor se redimió en cuanto volví a ver a una persona que echaba mucho de menos, y eso que el viaje de ida, accidentado cuanto menos, no ayudaba a curar los ánimos. Mi estancia en Francia fue perfecta, volví flotando de felicidad, y creo que sin esa adición de energías positivas no hubiera encontrado piso tan pronto a la vuelta. Bueno, y con la ayuda de Elia, la otra chica que vino de Sevilla, hay que reconocerlo - fue ella la que me recomendó que fuera al mismo bloque que ella al ver que llevaba tanto tiempo mendigando.

El caso, en resumen, es que estoy bien y contento, preparado para tener, por fin, una vida Erasmus corriente sin preocupaciones princnipales en la mente que me impidan hacer cualquier otra actividad tranquilo. Por si fuera poco, quedan 20 días para mi próximo influjo de optimismo... y encima voy a ver a Jack White y a Muse, dos de mis mitos musicales, en el O2 de Dublín muy, muy pronto. Qué pasada.

¡Feliz fin de semana a todos!

PS: Le dedico la entrada a Elia que me salvó el pellejo, a mi padre que ha pagado la entrada del piso, a mi madre que anda chunguilla y a mi curandera de espíritu.