viernes, 12 de octubre de 2012

Un día espléndido

Hoy me he levantado temprano (puede que sea el día que más temprano me levanto después del viaje a Francia), he salido al balcón y he visto la panorámica de Dublín justo después del amanecer. Fantástico, pero es que, para más inri, el cielo estaba completamente despejado. Increíble pero cierto.

Hoy ha acabado haciendo el mejor día en Dublín que he visto desde que llegué a la ciudad. De hecho, acabo de volver del Lidl y estoy sudando (un poquito, porque llevaba la chupa, vaya). Sabía de partida la delicada relación que iba a haber entre mi estado de ánimo y el tiempo atmosférico cuando viniera, sobre todo comparando con los ambientes sevillanos de casa, así que suponía que cuando esto pasara solo podía caber en mí la euforia... Y no es así.

Hoy solo siento que el mundo que piso se tambalea. Das algunas cosas por sentadas, incluso aunque sean recientes y supongan grandes e influyentes cambios en tu vida, pero las das por sentadas; y siempre puede llegar algo que choque fuerte contra el suelo y haga tambalear tu mundo y, por qué no decirlo, tu vida. Yo, por ejemplo, di por sentado que el problema principal con las cosas que me importan que he dejado fuera de Irlanda iba a ser la distancia, y resulta que no es ese. Asumir demasiado, como dicen algunos de mis profesores, es un gran error - it makes an ass of you and me (ass/u/me).

Hoy, mi consejo es que no asumas nunca que, porque venga un problema más gordo que los demás, puedes despreciar el resto de ellos. Cuando lleguen cambios a tu mundo, no descuides lo que tenías que trabajarte o esforzarte por mantener hasta entonces.

Por cierto, en inglés tambalear se dice "to wobble", y no lo he buscado ahora para escribir esto, sino que lo aprendí justo ayer en una práctica de Manufacturing Engineering. Lo que aprende uno de Erasmus.

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